PRACTICAMOS LOS PASADOS: "AQUELLAS NOCHEVIEJAS..."

 

  Lee este relato y escribe los verbos en su forma correcta:

 Recuerdo que eran casi las doce. Mis padres ___________ESTAR  en la cocina preparando las uvas y mi abuela ____________MOVERSE por el comedor y ___________RESPIRAR nerviosa: “Que no llegamos, que no llegamos”, ____________REPETIR sin cesar, una y otra vez. Al final, sí que ____________LLEGAR  y nos _____________TOMAR todas las uvas, aunque casi ____________ ATRAGANTARSE, YO con la última. Después ____________ SALIR, NOSOTROS al balcón a ver los fuegos artificiales. Menos mal que le ____________DAR, NOSOTROS  un tranquilizante al perro, porque el pobre no ___________ SOPORTAR el estruendo de aquellos petardos que los vecinos cada año ___________TIRAR  por las calles del barrio. Me acuerdo perfectamente de mi perro, como si lo estuviera viendo ahora mismo. ___________SER nuestro protector y, para mis amigos, uno más de la pandilla. Nos ____________ACOMPAÑAR a todos sitios.

 Esa Nochevieja la ___________PASAR, YO con mi abuela. Mis padres se fueron a bailar a una discoteca con unos amigos y yo ___________QUEDARSE, YO a ver los programas de la tele con ella y mi perro durmiendo a pierna suelta en la alfombra. Recuerdo que mi abuela me ____________PREPARAR un chocolate caliente que ____________ESTAR buenísimo. Nadie lo ____________SABER  preparar como ella.

 Me encantaba que me ___________CONTAR  historias de su juventud de cuando trabajaba en la fábrica donde _____________CONOCER al abuelo o de cuando _____________TENER veintipocos años y ___________VIVIR en Barcelona y _____________TRABAJAR limpiando en la casa de aquel pintor. Recuerdo que ___________GUARDAR algunos retratos que le ____________HACER en el cajón de la cómoda de su cuarto. Los _____________TENER en una carpeta de color azul y con unas flores secas.

  Fue una noche como otras tantas, agradable, divertida, con aquella sensación de seguridad que tanto me ____________CONFORTAR. Después ___________VENIR muchas Nocheviejas en fiestas con decenas de personas y en otras ciudades. Algunas de ellas ya ni me acuerdo, pero aquellas con mi abuela y mi perro no se me olvidan.  

 

 

 

SOLUCIONES

 Recuerdo que eran casi las doce. Mis padres estaban en la cocina preparando las uvas y mi abuela se movía por el comedor y respiraba nerviosa: “Que no llegamos, que no llegamos”, repetía sin cesar, una y otra vez. Al final, sí que llegamos y nos tomamos todas las uvas, aunque casi me atraganté con la última. Después salimos al balcón a ver los fuegos artificiales. Menos mal que le habíamos dado un tranquilizante al perro, porque el pobre no soportaba el estruendo de aquellos petardos que los vecinos cada año tiraban por las calles del barrio. Me acuerdo perfectamente de mi perro, como si lo estuviera viendo ahora mismo. Era nuestro protector y, para mis amigos, uno más de la pandilla. Nos acompañaba a todos sitios.

 Esa Nochevieja la pasé con mi abuela. Mis padres se fueron a bailar a una discoteca con unos amigos y yo me quedé a ver los programas de la tele con ella y mi perro durmiendo a pierna suelta en la alfombra. Recuerdo que mi abuela me preparó un chocolate caliente que estaba buenísimo. Nadie lo sabía preparar como ella.

 Me encantaba que me contara historias de su juventud de cuando trabajaba en la fábrica donde conoció al abuelo o de cuando tenía veintipocos años y vivía en Barcelona y trabajaba limpiando en la casa de aquel pintor. Recuerdo que guardaba algunos retratos que le había hecho en el cajón de la cómoda de su cuarto. Los tenía en una carpeta de color azul y con unas flores secas.

  Fue una noche como otras tantas, agradable, divertida, con aquella sensación de seguridad que tanto me confortaba. Después vinieron muchas Nocheviejas en fiestas con decenas de personas y en otras ciudades. Algunas de ellas ya ni me acuerdo, pero aquellas con mi abuela y mi perro no se me olvidan.  

 

 ¡FELICES FIESTAS Y FELIZ AÑO 2022! 


 

2022 by Soledad Reolid Solano is
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